martes, 22 de septiembre de 2009

La distancia del amante dolido.

Pues la verdad es que te amo tanto como el primer día
en el que por gracia del destino te besé los labios rojos
¡Y ahora te extraño tanto, mi amor, mi fruto prohibido!
se me llena el alma de aflicción, por sentirme yo un despojo.

Y esta distancia que engrandece mi idílico amor puro
no es captada por tus ojos grandes, bellos e impactantes
porque ahora tú eres feliz con otro, uno que no te ama
yo lo sé y no lo digo, por que te amo aunque seas distante.

Porque te tengo cerca y no puedo olvidar tu tersa piel
y me atormenta el simple hecho de no tenerte a mi lado
porque sabes perfectamente que te amé con demasía
y parece que indiferente tú, ya lo diste por olvidado.

Porque es felicidad lo que por tí yo dí, mi amor remoto
y no lo ves, porque te ciega un lazo de amor mentido
y quizá algún día será muy tarde para arrepentirse
por la cruel distancia con este pobre amante dolido.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Poema Campestre

A la tranquilidad del flujo de un pequeño arroyo
mirando la hermosura de un campo de gladíolos
comencé a caer en cuenta qué realmente sentía...
empezaba a sentirme un poco muy solo

Te recordé en cada paso que daba por el campo
abriendo brechas oscuras en mi alma pura
por el amor que te tuve sin ser correspondido
que no entiendes nunca, ¡Qué pena tan dura!

Porque te tuve entre mis brazos una noche serena
no concibo que algún día gris, yo te haya perdido
por qué Dios no pudo hacernos íntegros felices
y me echó al trance más oscuro de tu olvido

Y es que yo sé que en verdad tú no me amas
pero yo no puedo dejar de amarte tanto
y sé que este sentimiento morirá nunca
y que a pesar de todo...yo te seguiré amando.

viernes, 18 de septiembre de 2009

La verdad oculta

Eran las 2 de la madrugada y Sebastián estaba echado en su cama, pensando como siempre en los avatares que la vida le hacía pasar día a día en su existencia, cuando de pronto escuchó un ruido, como si alguien estuviera andando por su departamento. Se apresuró a pensar que era sólo su imaginación, hasta que sonó la puerta, se levantó lentamente de la cama y se acercó a la puerta para abrirla, con mucha cautela y, cuando la abrió, quedó entre atónito y aterrorizado con lo que vió.

Sebastián era un joven de 23 años que, por decisiones personales había preferido la vida retirada del ambiente familiar. Era un chico casi tranquilo, con un pensamiento a veces algo pesimista y depresivo, y que reflexionaba demasiado acerca de la vida, cosa que lo hacía a veces tomar las decisiones erradas, pero aún así, él sentía satisfacción de las decisiones que pudiese tomar, a pesar de que fuesen erradas o no.

Fue una noche de mayo, cuando el clima de Lima no es ya tan cálido, y empieza a caer el otoño sobre la ciudad cuando Sebastián decidió salir a caminar por los alrededores de su hogar, en San Isidro, una zona muy tranquila y segura. Esa decisión fue quizá acertada, porque tenía que reflexionar sobre algunas preguntas que él mismo se iba planteando, la más importante en ese momento era "¿Por qué me niego ser feliz?". Pensó y pensó y llego a la mera conclusión de que estaba enamorado, quizá de la persona menos indicada, pero él sabía que había dado mucho de sí por esa persona "especial", y su otro cuestionamiento era, "¿Por qué ella no supo valorar este amor tan puro y sincero que le ofrecí?". Y en el fondo se sentía triste. Sentía realmente lo que alguna vez oyó decir a Gabriel García Marquez, "No hay peor forma de extrañar que sentarse al lado de la persona que sabrás que nunca podrás tener", cayó en cuenta de que quizá es lo más cierto que le pudieron haber dicho.

La noche se hacía más espesa y Sebastían decidió volver a casa, quizá a dejar de ver la monotonía de la calle de San Isidro, en la cual no hay mucha novedad por estos tiempos, a pesar de ser violentos. Cuando llegó prendió la pequeña lámpara de escritorio y sacó una hoja, escribió unos versos:

"La noche espesa y cargada de melancolía
me hizo caer en cuenta de muchos avatares
que la vida, no es,quizá, por todos lares
una fiesta prima de dulces alegrías."

Luego de eso, de sus ojos brotaron unas pequeñas lágrimas, y fue cuando realmente se dió cuenta que estaba enamorado de ella, que el tiempo había sido en vano, y que no había podido olvidarla, a pesar de que ella estaba comprometida y que lo había desdeñado por algún tiempo. Dándose cuenta al fin se tiró a su cama a mirar el techo. Pensando en los avatares que la vida le hacía pasar día a día en su existencia, cuando de pronto escuchó un ruido, como si alguien estuviera andando por su departamento. Se apresuró a pensar que era sólo su imaginación, hasta que sonó la puerta, se levantó lentamente de la cama y se acercó a la puerta para abrirla, con mucha cautela y, cuando la abrió, quedó entre atónito y aterrorizado con lo que vió. Y era ella, estaba ahí parada, radiante como siempre, la miró a los ojos y vió la profundidad de su mirada, eso de lo que él se había enamorado, ella lo abrazó con fuerza, y ella lo miró a los ojos, y le dijo "te amo". Él totalmente sorprendido le soltó y ella lo repitió. Ella lo amaba, y había pasado tanto tiempo, que él no había podido olvidarla. Por fin había llegado el momento, se abrazaron...la besó, y una lágrima corrió nuevamente por su rostro.

martes, 15 de septiembre de 2009

Los Dados eternos - César Abraham Vallejo Mendoza

Dios mío, estoy llorando el sér que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
¡tú no tienes Marías que se van!

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!

Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado.
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.

Dios míos, y esta noche sorda, obscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.

martes, 1 de septiembre de 2009

Más tercetos

A sabiendas, esta existencia es etérea
caminamos por boiras grises y aéreas
de tristes sinrazones y cómica ironía

Sabríamos acaso, existentes nosotros
los secretos y de la vida el rostro
y no "morir", "viviendo" en la melancolía

¡Qué alguien me explique qué es la vida!
¿por qué suempre es abierta herida?
¿o acaso somos los bufones de un Dios?

No sabemos por qué vivimos todos
si es que el hombre fue hecho de lodo
y por qué la felicidad es siempre de dos

¡Oh triste mi reclamo a filosofía!
de la que no encuentro razonable salida
como si fuera esto un cruel encierro

Pues es este mi último y triste reclamo
porque no sabré por qué aquí estamos
hasta el triste y negro día de mi entierro.